La mayoría de nosotros conoce la sensación de ser movido por una obra de arte, si se trata de una canción, una obra de teatro, un poema, una novela, una pintura, o un experimento espacio-temporal. Cuando nos toca, nos mueve; nos transporta a un nuevo lugar que está, sin embargo, fuertemente arraigado en una experiencia física, en nuestros cuerpos.
Esta es la experiencia transformadora por la cual el arte está en constante búsqueda.
De esta manera, el arte puede mitigar el efecto adormecedor creado por el exceso de información al cual nos enfrentamos día a día.
Sentarse frente a una hoja de papel y pinturas con un pincel en la mano, luego de un día de trabajo o de la rutina diaria, es un lujo que pocos valoramos. Regalémonos esos espacios, cuidémonos, conozcámonos, veámonos ahí donde nunca antes nos hemos visto.
Al trabajar la creatividad se nos abren las posibilidades en el mundo.
El arte también nos anima a valorar la intuición, la incertidumbre y la creatividad y la búsqueda constante de nuevas ideas; los artistas estamos llamados a romper las reglas y encontrar maneras poco ortodoxas de abordar los problemas contemporáneos.
El arte puede hacernos más tolerantes a la diferencia. El encuentro con el arte – y con otros a través del arte – puede ayudarnos a identificarnos con el otro y ampliar nuestro concepto de nosotros.
Los invito a este taller de Arteterapia: